Qué más da

La mente se ha vuelto obtusa, intrusa en un medio de gente ilusa que sollozan enardecidos por acciones propias y ajenas, todas, poco amenas. Sus ojos enrojecidos vagan despavoridos en busca de algo parecido al material blanquecino que se pega entre sus fosas junto al moco enverdecido seco ya tras un llanto enriquecido en recuerdos gastados acompañados por solitarias conciencias que ya no pesan en su moralidad de sinvergüenza, aquel que buscó sapiencia en vibras de buena apariencia que con unas cuantas coincidencias dejó su ciencia empeñada en el culo, la culpa, depositada debajo de una almohada agrisada que muerde sin diente el hecho de su razonamiento estrecho cada noche en su lecho estrujándose el pecho, un dolor que anda al asecho por incapacidades mentales cruzadas en diagonales las cuales no tienden a ser anormales solo… hacen desear otras realidades, esfumar verdades, escupir personalidades, parpadear soñando cambiar, pero la situación golpea, estridente taladrando el cráneo, rancio por cumplir el mismo ciclo mental, alucina con morfina, la buena anfetamina y la cuestión es solo repetición como mito en vía de trasmisión, porque qué más da se dijo una vez que su mundo se puso en revés, al final... ¡LA MISMA HUEVADA ES!